viernes, 9 de diciembre de 2011

Pinceladas de inspiración

Y sus ojos se estrellaron contra los míos con la ardiente violencia de un meteoro, con el suave magnetismo del mar en calma. Y un torrente de electricidad desbocada irrumpió en mi mente dejándola en blanco, para después comenzar a descender, jugueteando con cada una de las células de mi cuerpo hasta dejarme completamente paralizada. Sentí que la sangre cantaba dentro de mis venas luchando por liberarse y explotar en mi pecho. Y me sentí caer, caer hacia el cielo. Era como ver el sol de mediodía tras haber pasado años en la más fría y absoluta de las oscuridades. Fue solo un instante, pero ambos lo recordaríamos toda la vida.