viernes, 26 de agosto de 2011

My Immortal

- There's just too much that time cannot erase- canturreé por encima de la voz de Amy Lee, que resonaba por toda la cafetería.
- Esa es la frase- dijiste.
- Exacto- sonreí mientras saboreaba una cucharadita de la nata con canela del café vienés que tenía delante-. Ahora ya sabes por qué me empeñaba en que escuchases esta canción.


Justo entonces Amy Lee finalizaba el estribillo- But you still have all of me-. Noté que te ponías tenso al instante y callabas, incómodo. Creo que hasta lamentaste haberme concedido ir a tomar aquel café. Puse los ojos en blanco; era evidente que no me habías entendido.
- No es por eso- dije para después atacar de nuevo el café.

No contestabas; te limitabas a mirarme a través de tus gafas de pasta negra. Decidí no prolongar más la espera.

- Céntrate en “la frase”: hay muchas cosas que el tiempo no podrá borrar. A pesar de todo han pasado muchas cosas desde que nos conocimos, cosas que hemos compartido ambos. Ha habido risas, lágrimas, daiquiris, conversaciones, juergas... Hay muchas canciones intercambiadas, mucha tinta vertida, muchos ratos con amigos e incluso un par de momentos furtivos únicamente nuestros. Todo eso está en nuestro recuerdo y pesa mucho; muchísimo. Es algo demasiado grande como para tirarlo por la ventana. ¿Y qué era eso? Fácil: amistad. Ante todo eres mi amigo y eso es lo que más me importa ahora y siempre. Y mientras nos queden los recuerdos de lo que hemos vivido juntos, ni el tiempo, ni la distancia, ni mis “inoportunas” hormonas van a poder jamás con ello, con nosotros. Simplemente me gustaría que siguieras confiando en mí.

El café se estaba enfriando, pero ninguno de los dos nos dimos cuenta. Ambos comprendíamos que las cosas habían cambiado mucho; pero ahora al menos sabías que yo siempre iba a estar ahí, entre bambalinas, esforzándome cada día para que esos cambios no fueran para peor.

domingo, 21 de agosto de 2011

Como cristales

El corazón humano es como una pequeña bola de cristal que va rodando de mano en mano en un juego sin descanso.
A veces, en medio de la vorágine de lanzamientos y malabares, a alguien se le resbala de las manos y se le cae. Con suerte la bola puede rodar por el suelo, ensuciándose un poco, pero sin recibir daños mayores y no es difícil sacudirse el polvo de encima para que otro jugador pueda retomar la partida.
Otras veces el impacto es mayor y la bola se resquebraja. Es entonces cuando empiezas a conocer el verdadero significado de las palabra "dolor" o "pérdida", porque siempre duele el impacto y siempre se pierde algo por aquella grieta.
Pero en el peor de los casos tu bola cae al suelo y se hace añicos. Entonces lo único que se puede hacer es juntar los cristalitos y suplicar que no te los pisen.

viernes, 19 de agosto de 2011

TT's: Trending Topic's songs

Hay veces que las canciones nos recuerdan a cosas: a lugares, a personas, a acontecimientos, días, momentos, sensaciones...a retazos de nuestra vida que nos gusta rememorar con la música.

martes, 9 de agosto de 2011

Reflexión de servilleta

El tiempo, sin duda la dimensión más abstracta. Nos esforzamos por medirlo, por controlarlo, o por someternos a un horario. Pero cuando más conscientes somos de su verdadera naturaleza es cuando nos falta, cuando vemos de cerca el final y suplicamos “por favor, un poco más, tan sólo un poco más”, deteniéndonos impotentes a ver cómo ese final llega impertérrito, imparable como un alud de nieve o una tormenta de arena en pleno desierto. Y aún así seguimos pidiendo más, aunque sepamos a ciencia cierta que ya es irredimible.

Entonces, en ese instante justo antes de que la tormenta llegue, es cuando nos damos cuenta de que lo que deberíamos haber hecho era aprovechar el tiempo que se nos había dado.

Desgraciadamente para mí, fue una lección que aprendí muy tarde.



El tiempo nunca retrocede. Las cosas una vez hechas no pueden cambiarse, no puedes volver atrás y de nada sirve arrepentirse; no hay pecado que se expíe con una confesión, siempre hay que hacer penitencia, y nunca hay que decir nunca porque lo que nunca vas a saber es qué ocurrirá en un futuro.



Son lecciones aprendidas a base de errores, errores cometidos en un corto espacio de tiempo, pero que me han servido para escarmentar de por vida; errores que sigo pagando. A veces se hacen cosas sin pensarlas en frío que te hacen perder algo importante y sólo el tiempo, ese dios de la justicia, te hace ver lo equivocada que estabas. De nada sirve que te preguntes “¿por qué lo hice?” cuando ya está hecho. ¿Cómo podías saber si te estabas equivocando o no? De nuevo es el tiempo el único que puede dar la respuesta.



Una puede labrarse su gloria o su perdición en un instante. Y ahora que la partida se ha terminado para mí sólo me queda aceptarlo, aunque, en el fondo, me paso las noches en vela frente a la pantalla del ordenador (o en su defecto frente a una servilleta) escribiendo lo que viene a ser el resultado de una aglomeración de ideas producto de la desesperación, rogando que se me conceda un día, una hora o un minuto  al menos. Tan sólo un poquito más de tiempo.