Hace un año daba comienzo este pequeño proyecto de "cajón de sastre" en el que fui guardando mis pensamientos, mis vivencias, mis canciones...un poco de todo.
Gracias a todos los que lo habéis visitado, los que me habéis inspirado y los que lo habéis criticado. Yo pienso seguir escribiendo, mejorando, creciendo poco a poco en este arte de las palabras porque, de verdad, disfruto con ello.
Para acabar, y con motivo de este aniversario, os dejo esta canción, como siempre, en clave de Do.
Seasons of Love- Rent
miércoles, 30 de mayo de 2012
miércoles, 23 de mayo de 2012
-No me mires así- supliqué.
- Pues cierra los ojos.
Y el roce de sus labios hizo que no quisiera volverlos a abrir.
- Pues cierra los ojos.
Y el roce de sus labios hizo que no quisiera volverlos a abrir.
miércoles, 16 de mayo de 2012
Juegos
Hubo un tiempo en el que no me importaba en absoluto lo que pensabas; ahora sé que se ha acabado. Lo supe aquella vez que nos vimos en aquel bar a las dos de la mañana del sábado, con dos copas de más y el ruido de la música embotándonos los oídos. Te acercaste a mí y, como acostumbrabas, me pasaste una mano por los hombros y me estrechaste antes de darme un beso en la mejilla. Sí, recuerdo ese picor de nostalgia cuando me fijé en tu sonrisa y pensé "una vez le besé ahí".
Hablamos, otra vez, tímidos al principio, con la sombra del daño manchando nuestras voces; la confianza es una gacela que al herirla huye para no regresar. Pero la buscaste, con ahínco, reviviendo los buenos recuerdos, quiénes fuimos y cómo éramos. El trueno, la velocidad, el baile, el juego de los cinco ases en el que ambos hacíamos trampa. Y disfrutábamos con ello.
Volvimos a lanzar las cartas al aire mientras las luces de la ciudad se apagaban. Atrás quedaba el miedo y el rencor pasados y delante se alzaba lo incierto. Una nueva mesa. Una nueva partida.
Hablamos, otra vez, tímidos al principio, con la sombra del daño manchando nuestras voces; la confianza es una gacela que al herirla huye para no regresar. Pero la buscaste, con ahínco, reviviendo los buenos recuerdos, quiénes fuimos y cómo éramos. El trueno, la velocidad, el baile, el juego de los cinco ases en el que ambos hacíamos trampa. Y disfrutábamos con ello.
Volvimos a lanzar las cartas al aire mientras las luces de la ciudad se apagaban. Atrás quedaba el miedo y el rencor pasados y delante se alzaba lo incierto. Una nueva mesa. Una nueva partida.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)